¿Sabes que te puedo hacer ganar millones?
Que no, hombre que no.
Espero que no te lo hayas creído.
Ahora te ríes, pero las redes están llenas de fulanos que hacen promesas como estas, intentando quedarse con el personal.
Al definir la propuesta de valor de mi empresa, estoy teniendo muy en cuenta el no hacer promesas que no sea capaz de cumplir. Básicamente porque me gusta dormir tranquilo por las noches.
En la edición de hoy de esta, tu newsletter, te voy a hablar de las promesas en general, y te cuento las mías. El porqué de cada una, y cómo tengo previsto cumplirlas.
Vamos pallá:
Cuando empiezas, tienes una larga lista de cosas por hacer.
Una de ellas es definir qué vas a ofrecer exactamente. Uno se piensa que parece fácil, pero no lo es tanto. Sobre todo cuando tienes que ponerlo negro sobre blanco.
Tendemos a pensar que hay que exagerar un poco, para que el posible cliente vea que somos competentes. Al menos más de lo que somos.
A mí me pasa justo al revés. Tiendo a estar muy pegado a tierra en este tema. Hay que tener cuidado, porque si la otra persona piensa que somos menos competentes de lo que en realidad somos, se van a ver más reticentes a pagarnos lo que merece nuestro trabajo.
Así que cuidado con eso.
Promesas mojónicas: la prueba de “sí, los cojones”
Esto es un clásico.
Si ves la propuesta de valor de alguien y de repente piensas “sí, los cojones vas tú a conseguir eso”, entonces mal vamos.
Nuestra propuesta tiene que sonar factible.
Tiene que sonar creíble.
No sólo desde el punto de vista de que nosotros podamos ser capaces de entregar tal o cual cosa, sino que el cliente también tiene que ser capaz de verse yendo con nosotros desde el punto A al punto B.
Por cierto, que últimamente me mandan muchas propuestas chorra de este tipo a través de mensajes privados en LinkedIN, no sé si os pasa lo mismo a vosotros.
Ese cliente ideal tiene que sentirse capaz también de llevar a cabo la transformación.
Coge un momento tu promesa y léela. ¿Te la crees tú mismo? Es una buena forma de valorar si está bien o no.
Me mojo: ¿cuál es mi promesa?
Bueno, en realidad tengo varias, no me conformo sólo con una:
Voy a analizar tu negocio y te voy a dar mi punto de vista, tanto para bien, como para mal
Tu web será agradable a la vista y estará bien diseñada para cumplir su propósito
La página estará optimizada para posicionar en buscadores, por medio de un estudio de palabras clave y una adecuada arquitectura web.
Ahora voy a entrar dentro de cada una de ellas y a explicarla más en profundidad.
Promesa 1: voy a analizar tu negocio y te voy a dar mi punto de vista, tanto para bien, como para mal
A mí me encantan el marketing y los negocios.
Por eso, cada vez que tengo la oportunidad de meter mano (con perdón) en algún sitio, se me iluminan los ojos, casi como cuando mi pequeña Cordobávara de 9 años viene corriendo hacia mi a abrazarme al salir del cole.
Me gusta ver a qué se dedica la empresa, cómo lo hace, etc. Luego mirar quién es la competencia y cómo trabajan, qué palabras clave están posicionando, etc. Esta investigación es, además, fundamental para el trabajo de SEO.
Luego meter todo eso en una coctelera y crear un informe lo más conciso posible, que no estamos aquí para perder el tiempo ni hacérselo perder a los demás.
Y al final, proponer acciones que puedan ayudar al cliente a mejorar.
No te prometo milagros. Te doy mi diagnóstico, con lo que me parece que mola, y lo que me parece que se puede mejorar. Y en la medida de lo posible te sugiero qué podrías hacer para arreglar unos temas o mejorar en otros.
Siempre con la intención de aportar y teniendo en cuenta que nadie conoce su negocio mejor que el propio cliente.
Promesa 2: tendrás una web agradable a la vista
Entiendo que el que una página sea más o menos bonita puede ser una cuestión de gustos, aunque te aseguro que ninguna web mía, con toda seguridad, te hará sangrar los ojos. Otra cosa es que haya gente por ahí que son muy buenos, como el amigo
(que es igual de buena persona que bueno diseñando).En diseño existen criterios objetivos.
Reglas, que si se cumplen, aseguran un mínimo de calidad en el resultado. Con esto no estoy diciendo que mis webs se ciñan al mínimo en cuanto a estética, ojocuidao.
Hay criterios a aplicar, como por ejemplo:
Jugar con los vacíos y el espacio negativo
Colores en su justa medida y que combinen bien entre sí. Se pueden usar herramientas como Adobe Color, por ejemplo, para buscar buenas combinaciones.
Tipografías correctamente seleccionadas y con tamaños proporcionados entre sí.
Imágenes bien escogidas y que no parezcan de mercadillo de fotos gratuitas.
Orden y rigurosidad.
Si uno cumple estas reglas (hay muchas más) es muy difícil que el resultado no sea convincente.
Aquí no estamos hablando de criterios estéticos, sino objetivos. Son cosas que se pueden medir y demostrar.
Luego aparte estará el talento de cada uno para ser más o menos creativo.
Promesa 3: tu página estará optimizada para posicionar
No me leerás ni me escucharás decir que te voy a posicionar el primero en Google. Hay demasiados factores externos que influyen en eso.
Lo que sí te puedo prometer es la calidad del trabajo. Que todo lo que haga responderá a las directrices de Google y todo estará correcto desde el punto de vista técnico.
Las directrices de Google también son criterios objetivos que puede controlar cualquiera en una auditoría.
A partir de ahí, veremos qué pasa y en función de esto, seguiremos trabajando para mejorar.
Y en SEO, los resultados llevan tiempo.
Si después de leer esto, en vez de contratarme a mí, te decides por alguien de la competencia que te dice que vas a posicionar, adelante.
A lo mejor tienes suerte.
Por supuesto, en esto también la experiencia es un grado. Es más probable que alguien que lleva 10 años en este mundo lo haga mejor que alguien que acaba de terminar un curso.
¿Cómo es una buena promesa?
Tampoco es tan difícil. No me voy a extender mucho en esto porque es obvio.
Una buena promesa:
✔️ Es concreta
✔️ Es realista
✔️ Está alineada con tu proceso
✔️ Refleja algo que puedes controlar o provocar
✔️ Habla del cambio que importa, no del milagro que no puedes garantizar
Así que ya sabes.
A mí me gusta mucho una frase del gran arquitecto Alejandro de la Sota, que decía que él siempre procuraba dar “liebre por gato” al cliente.
Yo intento aplicarlo también.
Ahora te toca a ti, querido lector; te paso la pelota. ¿Cómo son las promesas que haces tú en tu negocio? ¿Hay algún otro criterio que te parezca importante?
Aportaría mucho que lo escribieras en comentarios.
Sin más, me despido hasta la semana que viene. El domingo. A las 10:30 hora de Sevilla (si no me equivoco otra vez dándole al botón, claro).
Yo le tengo dicho a mi GPT de propuestas de valor, que una vez que hemos llegado a la propuesta que queremos se autoevalúe siguiendo estas 5 preguntas:
- ¿Es concreta?
- ¿Transmite beneficios claros y resultados?
- ¿Se entiende en 5 segundos?
- ¿Es diferenciadora?
- ¿Mueve a la acción?
Algo que siempre ayuda a que la propuesta entre por los ojos, es decir, en cuánto tiempo vas a conseguirle ese cambia (ej: tu web agradable a la vista y buena arquitectura para SEO en 60 días).
Lo de "sí, los cojones" me ha encantado. Hay tanto fantasma por ahí....
Muchas gracias por la mención tocayo!!! Me alegras el día!!! ;D
Sobre lo que comentas estoy contigo y me parece un buen indicador el "Sí mis cojones" jajajajaj
Pero es que es tal cual, cuantas personas habré visto que te ponen el típico "escalo tu negocio a las 7 cifras" pero estamos locos? Si fuese tan fácil lo haría todo el mundo jajajajja
Es es un claro: "Sí mis cojones"
Un abrazo grande!